jueves, 30 de julio de 2015

Así, joven amigo, que quieres ser policía...


       Te dedico estas líneas a ti, que eres joven y me has preguntado un par de veces cómo conseguir ser policía y lo que representa. Te lo cuento por aquí porque puedo explayarme con calma y sin que la inmediatez de las redes sociales lo engulla en su vorágine.
         Lo primero que necesitas es vocación, por encima de lo demás. Si tu objetivo en la vida no es ayudar al ciudadano a costa incluso de su desprecio, éste no es tu trabajo. Si tienes miedo a las consecuencias —te van a denunciar con total seguridad antes o después—, mejor búscate otra cosa. Si buscas esconderte tras un mostrador, mejor hazte portero. Por supuesto, si tienes ínfulas de matoncillo, haz otra cosa porque, aunque engañes al tribunal, no lo harás con los compañeros y te verás solo. Más te vale tener nervios de acero, porque te insultarán muchas veces. Si eso te afecta, no vales para policía.
         Para formar parte del Cuerpo has de aprobar una oposición que no es en absoluto fácil. Aunque solo te piden bachillerato, la mayor parte de los que se presentan tienen una carrera universitaria y controlan, como mínimo, otro idioma. Muchos, al menos dos, aparte del español. Tendrás que enfrentarte a ellos en un temario que abarca temas de derecho, psicología, sociología, informática, riesgos laborales y un largo etcétera. Si lo apruebas, tendrás que afrontar unas pruebas físicas que incluyen flexiones, saltos, carreras y circuitos de agilidad. Tendrás que superarlo y con nota para pasar a la siguiente prueba: baterías de test psicotécnicos, examen de inglés, de ortografía —es importante escribir bien si quieres ser agente de la ley— y pruebas psicológicas. Si lo pasas, tendrás un reconocimiento médico, análisis de sangre y orina y una entrevista personal con un miembro del tribunal.
         Si has llegado hasta ahí, no creas que ya eres un funcionario de carrera: tendrás que pasar un año en la Escuela General de Policía en Ávila aprendiendo materias como investigación, seguridad ciuadadana, científica, deontología, sociología, psicología, derecho penal, procesal y administrativo, tiro, defensa personal, informática, etc. Si consigues aprobarlo, todavía te queda otro año de prácticas, también eliminatorio, en que actuarás como policía, siempre acompañado de un agente veterano y tendrás que tener mucho cuidado porque si la cagas acabarás en la calle.
         Olvídate de lo que has visto en las películas, en las españolas y también en las del otro lado del charco. Ser policía es un trabajo. Tu trabajo. No vas a tener un tiroteo cada semana. La mayoría de agentes, por fortuna, acaba su carrera sin pegar un tiro fuera de la galería. Posiblemente sí que tengas persecuciones, más a pie que en vehículo y te revuelques con detenidos por el suelo. Eso no tiene glamour. Es sucio y peligroso. Aunque ganes y le pongas los grilletes —que es como llamamos a las esposas— habrás sufrido y los golpes no se pasan al final del episodio: te los llevas a casa y duelen todo el tiempo.
         Por supuesto, nada de "aquí lo tenéis, chicos, lleváoslo". El detenido es tu responsabilidad y los papeles —las diligencias o atestado policial— que has de hacer por cada uno te va a llevar mucho más tiempo que la intervención en sí. No habrá un detenido que te tenga escribiendo menos de tres horas. Y al acabar, vuelve a ponerte la gorra y sal de nuevo a patrullar.
         Prepárate a que cada actuación sea examinada hasta el mínimo detalle por los mismos que te llamarán para que les ayudes. Ten en cuenta que cada vez que evitas una pelea, detienes a un ladrón o ayudas a una señora que se ha caído, nadie te va a aplaudir, pero como te veas obligado a usar la fuerza para atrapar a ese ladrón que, además, tenía una navaja, te van a linchar virtualmente.
         Tendrás que ir preparado porque "nunca pasa nada hasta que pasa" y quizá no te gusten las armas pero si, Dios no lo quiera, alguna vez la tienes que usar, mejor será que estés preparado y sepas lo que tienes entre manos, porque cuando las pistolas relucen es porque la vida está en juego. No creas, como en la tele, que las balas van donde quieres. Con cerca de doscientas pulsaciones por minuto, la adrenalina bombeando y los músculos agarrotados, solo podrás hacer lo que hayas ensayado mil veces. Ni siquiera verás un cuerpo definido, sino una mancha borrosa. Tendrás que convencer a un juez de que no le diste un limpio disparo en la mano que tenía la escopeta porque es fisiológicamente imposible.
         No esperes cobrar una hora extra en toda tu vida de las muchas que vas a hacer. El delincuente no entiende de turnos y cometerá su delito media hora antes de que tengas que ir a casa. Recuerda lo de las tres horas que te he dicho más arriba. Pasarás en vela miles de noches, no tendrás jamás un horario normal como el resto de tus amigos, trabajarás muchos fines de semana. Cuanto crezcas y tengas familia, ver a tus hijos podrá ser una odisea muchos días.
         Tal vez consigas estar destinado en una unidad de Policía Judicial, de los que van de paisano. En teoría tu horario será más "normal", pero la realidad es que la mitad de tu tiempo lo pasarás vigilando casas, almacenes o a individuos, para saber lo que hacen y cómo se mueven... y sin que te detecten. Tendrás que aprender a redactar muy bien, con la máxima claridad y convencer a un juez de que lo que cuentas ocurrió tal cual.
         Muchos de tus detenidos saldrán libres tan pronto como los pongas a disposición judicial. Debes entender que tu trabajo es pillarlos, cien o mil veces si es necesario. Si has escrito bien, antes o después saldrá el juicio y lo mandarán a prisión. Porque vas a acudir a muchos juicios. En ellos, abogados sin escrúpulos te acusarán de barbaridades solo para ponerte nervioso y que su defendido quede libre. Te intimidará la mirada seria de los magistrados, que no están de tu parte, pero tampoco en tu contra. Deberás tener pruebas sólidas.
         Tendrás jefes buenos... pero también malos. Algunos darán todo por defender a sus chicos. Otros te tirarán al pie de los caballos. Con todos habrás de lidiar. También habrá algún "compañero" que nunca esté disponible cuando pidas apoyo, pero por suerte son los menos porque si algo queda en la Policía es compañerismo. Y ojo, que eso no incluye encubrir a algún delincuente, si los hay. A esos nadie los quiere y suelen acabar denunciados y expulsados.
         A pesar de todo eso, cada día desde que entré en esta profesión es un orgullo y un nuevo acicate. La sonrisa siempre presente y la satisfacción del deber cumplido. Con cada pequeño triunfo en la memoria y cada fallo anotado para no repetirlo.

         Porque para ser policía debes quererlo ser. Solo en ese caso, joven amigo, deberás emprender este camino.

16 comentarios:

  1. Un aplauso virtual para este artículo. ¿No podrían poner esto en las convocatorias de plazas publicadas en el B.O.E.? ;)

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    1. Bueno... entonces a lo peor se daban muchos de baja :D

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  2. Soy opositor y me siento muy identificado con los primeros párrafos, ojalá que todos los opositores lo sientan así como lo narras y no de otra forma. Me ha encantado. ¡Saludos!

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    1. Muchas gracias por tus palabras. Seguro que la gran mayoría lo sienten así. Es como ha de ser. ¡¡Mucha suerte!!

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  3. Muy buenas palabras Eduardo.Un saludo de tu compi de sección en Avila.

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    1. ¡Qué cosa tan bonita un reencuentro después de tanto tiempo! Me alegra mucho que nos encontremos :)

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  4. Gracias pq me acercas a conoceros

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  5. Que curioso que ningún comentario sea negativo.

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    1. Date una vuelta por Meneame, que prefieren dejarlos ahí ;)

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  6. Este texto es buenísimo!! Se ajusta 100% a la realidad!

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  7. Excelentes palabras sr. Eduardo, aunque muy pocos comprenderán, porque nadie siente por otro, solo hablan de los otros sin conocer, es un aporte muy interesante para los lectores, ¡Saludos y felicitaciones!

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  8. Me parece un artículo bueno y alentador. Sólo una observación: a un médico se le exige un comportamiento impecable, puesto que tiene en sus manos vidas humanas, pues bien, a un policía, a quien se le cede una autoridad que si no maneja bien puede ser terriblemente destructiva, se le ha de exigir la misma impecabilidad. Hay dos ideas que combinas en tu artículo, que según mi modo de ver, debéis hacer efectivas vosotros mismos, desde dentro, del mismo modo que deben hacerlo los médicos. Ojalá, ojalá, esas dos ideas que tú consideras que conciertan bien en vuestro colectivo (“si tienes ínfulas de matoncillo, te verás solo” y “si algo queda en la Policía es compañerismo”) de verdad sean compatibles. Ojo, no estoy cuestionando que lo sean, sólo sugiero que el término corporativismo muchas veces no termina de llevarse bien con el término rectitud.

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    1. Un delincuente no es un "compañero". No será el primero que yo detengo y llevo a prisión.

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  9. ¿Tú has detenido a un compañero tuyo por abuso y lo has puesto a disposición judicial? Si es así, enhorabuena.

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